¿Qué es el Trastorno del Procesamiento Sensorial?

El Trastorno del Procesamiento Sensorial (TPS) o Sensory Processing Disorder (SPD, en inglés) se presenta cuando el sistema nervioso central no es capaz de interpretar y organizar adecuadamente las informaciones captadas por los cinco sentidos (tacto, olfato, gusto, audición y visión). Esta incapacidad afecta, en gran medida, el funcionamiento integral de las personas. La neurocientífica Anna Jean Ayres, pionera en el estudio de la integración sensorial, comparó el TPS con un "embotellamiento neurológico" que impide que ciertas partes del cerebro reciban la información necesaria para interpretar la información sensorial correctamente. Una persona con TPS tiene dificultades para procesar y actuar sobre la información recibida a través de los sentidos, lo que crea desafíos para realizar innumerables tareas cotidianas como dormir, comer o rendir satisfactoriamente en la escuela o el trabajo. También se afecta la capacidad de socializar o de cuidarse propiamente generando problemas de conducta, ansiedad, depresión, aislamiento, fracaso escolar entre otros muchos problemas.

En Puerto Rico no existen estadísticas certeras sobre las personas afectadas con TPS. Sin embargo, estudios científicos como los de Ahn, Miller, Milberger, McIntosh (2004) y Ben-Sasson, Carter, Briggs-Gowen (2009) destacan que al menos 1 de cada 20 niños o 1 de cada 6 niños, respectivamente, experimentan problemas sensoriales que afectan aspectos de sus funciones cotidianas.

 

Causas del Trastorno del Procesamiento Sensorial 

 

Las causas del Trastorno del Procesamiento Sensorial son tema de investigación continua. No obstante, la investigación preliminar sugiere que las causas del TPS se codifican en el material genético de cada persona. También se señalan las complicaciones prenatales y de nacimiento, así como asuntos ambientales como posibles factores. 

 

¿Cómo identificar el TPS? 

 

Esta condición puede ser identificada y categorizada por un terapeuta ocupacional especializado en procesamiento e integración sensorial. Sin embargo, las primeras señales de deficiencia sensorial, por lo general, se detectan en el hogar o la escuela. 

Una evaluación más completa para identificar el TPS implica pruebas estandarizadas, observaciones clínicas detalladas e informes de los padres y de la escuela. El proceso evaluativo también puede incluir exámenes físicos, evaluación del habla/lenguaje, examen auditivo, evaluación psicológica y posiblemente otras pruebas.  Una evaluación multidisciplinaria es esencial para descartar otros trastornos relacionados como el déficit de atención e hiperactividad (TDAH), autismo, trastorno de ansiedad, etc. 

 

TPS - Señales de Alerta 

Estar alerta a las posibles señales de TPS en los bebés o niños pequeños es indispensable. 

Un diagnóstico temprano conduce a una intervención temprana y maximiza las oportunidades de un mejor futuro. 

 

Bebés y niños pequeños 
  • Problemas para comer o dormir

  • Negación para irse con alguien que no sea su madre

  • Irritabilidad al vestirlo; incomodidad con la ropa

  • Raramente juega con juguetes

  • Se resiste a los abrazos

  • Se arquea cuando se sostiene

  • No puede calmarse

  • Cuerpo flojo o rígido

  • Retrasos motores

 

Preescolares
  • Demasiada sensibilidad al tacto, ruido, olores o a otras personas

  • Dificultad para hacer amigos

  • Dificultad para vestirse, comer, dormir o ir al baño

  • Torpeza, habilidades motoras pobres o débiles

  • Siempre está en constante movimiento 

  • Berrinches frecuentes o de mal genio 

 

Estudiantes de primaria
  • Demasiada sensibilidad al tacto, ruido, olores o a otras personas

  • Se distrae o abruma con facilidad

  • Siempre está en movimiento

  • Agresividad

  • Dificultad para escribir a mano o actividades motoras 

  • Dificultad para hacer amigos

  • Inconsciente del dolor

 

Adolescentes y adultos

  • Demasiada sensibilidad al tacto, ruido, olores o a otras personas

  • Pobre autoestima; temor a fallar en nuevas tareas

  • Lentitud en actividades diarias

  • Siempre está en movimiento, impulsivo o distraído 

  • Deja tareas incompletas

  • Torpeza, lentitud, poca habilidad motriz o para escribir a mano

  • Poca concentración 

  • Desmotivación, nunca parece obtener alegría de la vida

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